domingo, 4 de enero de 2015

Reserva de agua en Marte




Es un hecho científico que existe agua en Marte. La mayor parte corresponde a hielo de agua en las regiones polares o en áreas subsuperficiales cerca de zonas temperadas. La presencia de H2O ha sido confirmada en numerosas ocasiones y, hoy en día, los canales que marcan la superficie, la arcilla y depósitos minerales nos cuentan que alguna vez fluyó agua en el Planeta Rojo. Los sondeos geológicos recientes proporcionan más evidencia de que la superficie de Marte albergó agua líquida hace miles de millones de años. Pero, ¿dónde fue el agua? Y, ¿exactamente cómo y cuándo desapareció? 

Las respuestas pueden encontrarse en la Tierra, gracias a los meteoritos marcianos que indican que puede haber una reserva global de hielo bajo la superficie. Investigadores del Instituto de Tecnología de Tokio, el Instituto Lunar y Planetario en Houston, la Institución Carnegie de Ciencia en Washington y la División de Ciencia de Exploración e Investigación de Astromateriales de NASA, examinaron en conjunto tres meteoritos marcianos. Encontraron muestras de agua que contenían átomos de hidrógeno que tenían proporciones de isótopos distintas de las que se encuentran en el agua del manto y la atmósfera de Marte. 







Este nuevo estudio examinó meteoritos de diferentes periodos del pasado de Marte. Lo que descubrieron los investigadores parecía indicar que pudo haber existido hielo de agua bajo la corteza intacto durante largos periodos de tiempo. La importancia de este hallazgo es que “la nueva reserva de hidrógeno (suelo congelado y/o corteza hidratada) da cuenta, potencialmente, del agua superficial ‘perdida’ de Marte”, dijo a Universe Today el profesor Tomohiro Usui, autor principal del paper. Básicamente, hay un vacío entre lo que se cree que existió en el pasado y lo que se observa hoy en forma de hielo de agua. Los hallazgos hechos por Tomohiro y el equipo internacional ayudaron a dar cuenta de ello. “La existencia total de agua superficial ‘observable’ actual (la mayor parte como hielo polar, ~10E6 km3) es más de una orden de magnitud menor que el volumen estimado del agua superficial antigua (~10E7 to 10E8 km3) que se cree que cubrió las tierras bajas del norte”, dijo Tomohiro. 


La falta de agua en la superficie marciana actual era un problema para los defensores de la antigua existencia de grandes masas de agua en forma de océanos y lagos. En su estudio, los investigadores compararon el agua, isótopos de hidrógeno y otros elementos volátiles dentro de los meteoritos. 






Los resultados de estos análisis los forzaron a considerar dos posibilidades: En una, la reserva de hidrógeno recientemente identificada es evidencia de hielo cerca de la superficie mezclado con sedimentos. La segunda posibilidad, que parece más probable, es que procede de roca hidratada que se encuentra cerca de la parte superior de la corteza marciana. “La evidencia es la composición de isótopo de hidrógeno ‘no atmosférico’ de esta reserva”, dijo Tomohiro. “Si esta reserva se encuentra cerca de la superficie, debería interactuar fácilmente con la atmósfera, resultando en un ‘equilibrio isotópico’. La huella no atmosférica indica que esta reserva debe estar presente en algún lugar de este planeta rojo, como en suelo congelado”. 



Aunque el problema del “agua marciana perdida” sigue siendo controversial, este estudio puede ayudar a cerrar la brecha entre el supuesto Marte cálido y húmedo del pasado y su gélido presente. Este estudio, junto con otros llevados a cabo en la Tierra –como también las cantidades masivas de datos transmitidos por los rovers y orbitadores marcianos- están ayudando a allanar el camino para una misión tripulada que la NASA planea realizar en la década de 2030.


Cosmonoticias

sábado, 3 de enero de 2015

Future Martian Base






ROVER

Se utilizará para inspeccionar la zona si hay riesgos para La Base tras una tormenta de arena. Dispondrá de palas adecuadas para la retirada de grandes cantidades de cúmulos arenosos. 

También se utilizará para transportar rocas marcianas. Para este cometido, el explorador tendrá que sacar las rocas del Rover e introducirlas en el Laboratorio desde su exterior, a través de un compartimento asilado. De este modo se evita entrar y salir repetidamente por la EVA del Laboratorio. Una vez introducidas las muestras de rocas desde el Rover, podrá acceder al Laboratorio por la escotilla exterior de la misma. 

El vehículo dispondrá de un sistema de control remoto y se podrá dirigir desde la Sala de control y desde el mismo traje espacial. En caso de que quedara atrapado en el exterior, podría activar el control remoto para liberase. 

Se compone de un chasis de aluminio con doce ruedas (no neumáticas, sino de malla de acero) y dos asientos, con una altura de 1,80 m en su interior. El peso en carga es de 600 kg. 

En la parte delantera contiene las baterías, la unidad de proceso de información y la unidad direccional del sistema de navegación, así como el control electrónico de marcha y dirección. La parte central soporta los asientos de los astronautas, la consola de control y la palanca de dirección situada entre ambos asientos. La parte posterior sirve para el transporte del equipo científico. 

Cada rueda tenía su propio motor eléctrico, alimentado por dos baterías de 36 voltios, además de una de reserva y se había estimado su vida útil en 75.000 revoluciones, es decir unos 180 km. 

La velocidad que alcanza es de unos 40 kilómetros hora, también transporta antenas de bajo alcance, repetidores de las comunicaciones radio en directo con la Tierra, telecámaras, fotocámara, perforadora del suelo, pinzas para recoger muestras, magnetómetro, herramientas… 

El sistema de navegación debe permitir a los el regreso a la Base y se basa en un sistema de movimiento por estima a partir de un punto conocido que determinaba constantemente la distancia recorrida y la dirección. 

Un indicador de posición señalaba la dirección del vehículo, orientación, distancia total recorrida y distancia a la Base. Mantenimiento: -Nivel de presión del Rover. -Paneles solares/eólicos. -Estado de los neumáticos. -Sistemas eléctricos.

Desirée
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